Los gatos suelen ser amados u odiados. Están quiénes los adoran y se maravillan con sus comportamientos, y otros que los sienten fríos y distantes y por lo tanto no cumplen con las características que ellos buscarían en una mascota.
¿Cómo son estos gatos?
Es sabido que despiertan fascinación a lo largo y ancho del globo y hay razas de gatos más exóticos que otros. Aquí te contaremos algunos datos sobre una de ellas: el sagrado de Birmania.
Como ya se imaginarán, esta raza es oriunda de Birmania, este país de Asía del Este. Su nomenclatura biológica es Feliscatus. Se caracterizan por tener pelo largo o semilargo, guantes que son de un color blanco inmaculado, ojos celestes intensos y su pelo de color claro con tonalidades más oscuras distribuidas en sus extremidades, cara y cola.
Son tranquilos y juguetones y como todo gato, su curiosidad suele ser su punto más débil. Son sociables, generalmente no les gusta andar solos, muy inteligentes y suelen ser muy fieles. Están recomendados para formar parte de una familia y pueden llevarse muy bien con niños.
Historia de la raza
La historia de esta raza es un tanto difusa. Como dijimos anteriormente, son originarios del oeste de Birmania. Los relatos de su llegada a Europa son muchos, pero el más difundido es el que cuenta que un sacerdote Khmer entregó una pareja de la cría de sagrados de Birmania a unos viajeros ingleses, Gordon Russell y AugustPavie, en agradecimiento por salvarle la vida en el año 1898. Luego, estos gatos fueron vistos en Francia con asiduidad a partir de 1926 o 1919. Pero fue desde el año 1925 que la raza comenzó a proliferar.
Durante la Segunda Guerra Mundial y tras ella, costó mucho mantener a esta raza y solo llegó a quedar una pareja de ejemplares. A partir del año 1966 fueron creciendo sus ejemplares en Gran Bretaña y para el año siguiente, 1967, en Estados Unidos.
La palabra “sagrado” de su raza data de una curiosa leyenda en su honor. Según se cuenta desde hace siglos, los habitantes Khmer construyeron un templo en honor a su diosa Tsun-Kyan-Kse, una diosa de oro con ojos de color zafiro.
Allí, en este templo, vivía un sacerdote llamado Mun-ha con su gato Sihn. Una noche, el sacerdote fue asesinado por ladrones frente a su gato. Sihn se posó entonces sobre el cuerpo sin vida de su amo y delante de Tsu-Kyan-Kse y al mirar a la diosa de oro, cambió su color a dorado, sus ojos amarillos a color zafiro y mantuvo la punta de sus patas de color blanco, por la pureza de su amo muerto.
Así se explican las singulares características de esta raza, que la hacen única y con una estirpe inigualable. Pero fundamentalmente hablan de su fidelidad, de su compañía inquebrantable y de su pureza, tal como se cuenta en esta rica y triste leyenda.