¿Qué PIENSA MI GATO de mí?

Los gatos siempre han sido considerados animales dominantes e independientes, y algunos detractores sostienen que no les importa absolutamente nada que no sea ellos mismos. Sin embargo, no dejamos de preguntarnos ¿qué piensa el gato de nosotros? Para responder a esta pregunta recurrente, analizamos algunas consideraciones acerca de los felinos que quizás te sorprendan.

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1. Una visión distorsionada: gatos gigantes

Los gatos, de acuerdo al biólogo John Bradshaw que lleva más de 30 años estudiándolos, nos ven como versiones gigantes de ellos mismos. No se sienten mascotas, porque no fueron animales domesticados como si sucedió con los lobos y posteriormente su evolución en perros. Por lo tanto, el gato nos trata como a una versión de mayor tamaño de él mismo.

Por esta razón, los gatos reaccionan con las personas de maneras diferentes. Dependerá de su propia personalidad, ya que podemos ser “gatos gigantes con los que quiere socializar” o no.

2. La importancia de la interacción y el instinto

El gato reacciona a tu comportamiento. Por eso agradecerá y se mostrará complacido si le dejas comida. Sin embargo, habrá días que tengan ganas de pasar el rato contigo, y otras veces que no. Es igual que con las personas, hay días que buscamos la compañía de otros seres humanos, y días que queremos estar en soledad para reflexionar, pasar el rato solos y desconectarnos del exterior.

3. Lo que quiere decirme el gato

Los gatos se comunican haciendo saber lo que necesitan y lo que desean. Si levantan la cola, es señal de que buscan interactuar, si se acercan o buscan acurrucarse, están buscando caricias. En cambio, cuando la iniciativa la tomamos nosotros, corremos el riesgo de interrumpirlos o molestarlos. Así que ya sabes, que ignore tus caricias en un momento determinado no quiere decir que te odie, simplemente no está de humor.

4. El reconocimiento de amigos y familiares

Cuando el gato se frota contra nosotros es porque nos reconoce como amigos o incluso como su madre. Puede que te esté utilizando para rascarse o asearse, y eso es bueno. Significa que no te ve como un enemigo hostil, sino como un aliado.

5. Evita el estrés felino

Cuando tratamos de forzar las caricias o el juego en un gato, les estamos produciendo un fuerte episodio de estrés. Además, al ser propensos al estrés, podemos estar ocasionando problemas que terminan derivando en visitas al veterinario. Mejor espera a que el propio gato busque tus caricias y juegos, te lo agradecerá y tu también.

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