Para las clases sociales más desfavorecidas y más pobres el gato era tan importante que incluso en tiempos de escasez preferían pasar hambre ellos antes que el gato, en cambio para la clase acomodada, el gato no tenía tan solo esa función. Para ellos estos animales era un entretenimiento y una distracción.
Hablando de la relevancia que tenían los gatos en esta época, es importante saber que el gato es el animal más representado en el arte egipcio.
Los gatos eran uno de los pocos animales capaces de acceder al inmenso privilegio de la momificación, igual que los seres humanos. En la mayoría de los casos, las personas más influyentes de Egipto quisieron ser enterrados con ellos, para que los acompañara durante la vida eterna. En Bubastis, una ciudad de culto a la diosa Bastet, siglos después se encontraron miles de momias de gatos.
En el Antiguo Egipto los gatos llegaron a considerarse como sagrados y estaban protegidos por la ley. Por ejemplo, estaba prohibido molestarles e incluso insultarles. Había incluso leyes que prohibían que se pudieran exportar gatos fuera de Egipto. Esta ley estaba penada incluso con la pena de muerte.
El gato se consideró incluso como la reencarnación de los dioses en la Tierra. De hecho la diosa Bastet está representada con cabeza de gato, y es la diosa del amor, de la ternura y también la protectora de la humanidad.
Por tanto, y echando un vistazo a la historia, observamos que quizás por creencias erróneas o no, por tradición o simplemente por otra percepción del mundo, se tendía a dotar de mayor importancia a elementos que hoy en día pasan casi desapercibidos para nosotros.