El comportamiento de nuestros amigos felinos siempre ha sido objeto de investigaciones y misterios. Se trata de un conjunto o patrones de comportamientos que en muchas ocasiones inquietan a os seres humanos, e incluso a otros animales.
El carácter del gato puede variar bastante, desde un estado aparentemente tranquilo hasta una conduca pasiva o incluso arisca en muchas ocasiones. Y es que los gatos cuentan con una mente extraordinariamente inteligente y calculadora. Son animales a los que les gusta que sus deseos sean llevados a cabo, a los que no les gustan las “contestaciones” o broncas por parte de los dueños, pues un gato no admite que se le levante la voz, pues esto causará un efecto negativo sobre su patrón de comportamiento, consiguiendo así lo contrario de lo que se pretende conseguir. Es por ello por lo que educar a un felino no es ni mucho menos una tarea fácil. Se requiere tiempo, paciencia y consideración, tratarlo como si de un niño se tratase, con sus caprichos y su genio.
A pesar de ser un animal, como se ha citado antes, tremendamente inteligente, puede tener comportamientos que en ocasiones nos desconciertan y confunden. El hecho de que nuestra mascota se pase todo el día durmiendo y se decida a jugar por la noche, o el hecho de que no soporte a visitas de extraños, que se frote contra nosotros para “marcar su territorior”, se tratan de patrones de comportamientos muy normales en los gatos, con los que aprenderemos a convivir a pesar de que nos desconvierten en ciertas ocasiones.