Los gatos en forma natural tienen comportamientos típicos en relación con su entorno, comen, duermen y reaccionan de acuerdo a sus tiempos biológicos, sin embargo la interacción que desarrollan con los humanos tienden a modificar su conducta y producir reacciones incorrectas que reflejan la actitud del individuo con el que viven, convirtiéndose el gato en una proyección de las emociones propias del hombre.
A través de la convivencia de los gatos con los individuos se han producido una serie de interpretaciones psicológicas y etológicas en torno a la forma inconsciente en que los humanos afectan, generando problemas de estrés, ansiedad y depresión en los gatos y algunas conductas aberrantes atípicas de los mininos.
Otras conductas del minino
El gato tiene actitudes que le caracterizan como animal de compañía, interactúa con sus congéneres participando en juegos, vida social y actividades de caza. Desarrolla instintos de autocontrol en la intensidad de su mordida, arañazos y fuerza de ataque a través de los mordiscos.
En el hábitat de todos los seres vivos estos poseen un espacio vital, en el cual se desenvuelven y establecen sus propios límites, en el caso de los gatos que viven con los humanos los mininos modifican su conducta adaptándose al espacio de convivencia y mostrando su carácter en los aspectos siguientes:
- Los gatos que son manipulados incorrectamente tienden a volverse irrespetuosos y no conocen límites.
- Hay gatos a los que no les gusta que los abracen demasiado es importante que los humanos aprendan a respetarlos.
- El gato que es agredido también arremete, es importante que el humano aprenda a dirigirse al gato.
- La alimentación deficiente causa problemas de ansiedad en los mininos que tienden a consumir artículos de vestir, cortinas y mantas de la cama.
- Evacuación fuera del arenero.
Algunos de estos eventos se vinculan con la proyección de las emociones de las personas que se encuentran en el entorno del animal de compañía, quien refleja los trastornos que sufren los individuos en los cambios de comportamiento, siempre y cuando estos no sean de origen clínico.
