La otitis externa se describe como un proceso inflamatorio del conducto auditivo externo. La incidencia estimada en el gato es sensiblemente menor que en el perro, oscilando del 2 al 6,6 por 100. La experiencia clínica demuestra que la incidencia es mucho mayor en gatos jóvenes (entre los 2 y los 6 meses) que en gatos adultos. La razón se explica más adelante, dentro del presente artículo.
Los signos que manifestarán los gatos con otitis dependerán de la causa que la provoque. Podremos ver agitación de la cabeza, rascado, dolor de oídos, y acumulación variable de cerumen y exudados. Los diferentes procesos que va a originar la inflamación, como son el aumento de humedad y del PH y la disminución del contenido de lípidos en el cerumen, van a predisponer al animal a una infección secundaría, que aumentará la manifestación de los síntomas antes citados. Suele ser a partir de este momento en el momento que se suele ir al veterinario.
Podemos citar varios factores como causantes de las otitis en oídos sanos. Puede ser que estos factores no se curen, aunque se controlan con un tratamiento adecuado.
Atopía y alergia alimentaria:
Es muy frecuente en los perros y no tanto en los gatos aunque también se puede dar, principalmente en aquellos en que estos procesos alérgicos desencadenan dermatosis faciales. Los signos clínicos iniciales consisten en prurito intenso en ambos pabellones auriculares, con eritema en el pabellón auditivo. En estos casos es frecuente la aparición de infecciones secundarias por una levadura llamada Malassezia pachydermatis o por bacterias. La Malassezia se ha aislado en el 18 por 100 de oídos de gatos sanos, sin embargo cuando emergen los cambios habituales que se presentan, en el momento que hay una inflamación pasarán a convertirse en patógenos, dando lugar a infecciones secundarias, difíciles de tratar. Con las bacterias ocurre exactamente lo mismo.
Hipersensibilidad por contacto y reacción irritante:
El gato es un animal muy vulnerable al uso de determinados medicamentos y en el caso de limpiadores óticos y gotas óticas lo es aún más. Es por esto que no es recomendable el uso de productos para perros que no estén indicados para uso en gatos, y ni tan siquiera de las toallitas limpiadoras para niños, que tanto os gusta utilizar para la higiene de los oídos.
Por ejemplo, la neomicina, propilenglycol, y sulfóxido de dimetilo se han ligado a otitis irritante. Otros productos que pueden producir irritación aunque en menor medida son el alcohol, glicerina, y povidona yodada.
Cuando la otitis externa se agrave con el tratamiento, deberemos sospechar la hipersensibilidad por contacto o por una sustancia irritante.
Ectoparásitos:
Podemos decir que es con diferencia la otitis más frecuente en el gato. El 50 por 100 de las otitis en estos animales son provocadas por el Otodectes cynotis (ácaros auditívos). El ciclo vital de estos ácaros se completa en tres semanas. Se alimentan de linfa y de sangre.
En los gatos la infestación puede clasificarse de las siguientes maneras: 1) otitis externa, 2) infestación ectópica o 3) vector asintomático (la intensidad de la reacción, es decir, la gravedad de los síntomas, parecen estar relacionados con reacciones de hipersensibilidad inmediata). Los estudios serológicos demuestran que la mayoría de los gatos han estado expuestos a ácaros auditivos en algún momento de su vida.
Antes se comentó que las otitis que ven los veterinarios en las clínicas, es más frecuente en gatos jóvenes que en adultos. La explicación es que en el momento que un cachorro es recogido de la calle, de una protectora o de un criadero, casi siempre estará parasitado por este ácaro. La razón es sencilla: el control de estos en núcleos animales como los mencionados es muy difícil. Es absolutamente necesario el tratamiento insecticida y la limpieza exhaustiva de los materiales residuales del local, en combinación con un tratamiento completo de cada animal. Debe repetirse el tratamiento cada 3-4 semanas.
Veremos en estos casos, prurito intenso, eritema y costras en el pabellón auricular y acumulación de exudados en el conducto auditivo externo (apariencia de poso de café). Los ácaros pueden observarse durante la exploración otoscópica, en forma de puntos blancos dotados de movilidad. Estos ácaros no sólo se localizan en el oído, sino que también lo harán en la piel del cuello y de la cabeza de los gatos. Si la infestación es grande podremos ver dermatitis y alopecia desigual en los gatos. Son muchos y excelentes los tratamientos de los que disponemos en la actualidad, pero nombraré tan sólo el fipronil y la selamectina. Un producto muy utilizado es la ivermectina oral o inyectada, pese a que su utilizó no está registrado en España para gatos. Vuestro veterinario os marcará las pautas y maneras de cómo utilizar estos productos.
Los cuerpos extraños como causantes de otitis en el gato son sumamente raros, por las costumbres de vida de estos animales.
Los defectos de queratinización hereditarios en el gato si pueden provocar este tipo de inflamaciones en especial aquellos que provocan seborrea y que darán lugar a otitis eritematosa y ceruminosa, que se puede complicar con otitis purulenta secundaria. Son más frecuentes en los persas.
Las enfermedades de tipo inmunitario pueden asociarse tanto a lesiones auriculares como a otitis externas. Algunos fármacos pueden también producir erupciones en forma de lesiones en el pabellón auricular o de inflamaciones en el oído externo.
Cuando nos encontramos con un gato mayor que desarrolla una otitis crónica o recurrente debemos prestar mucha atención a la presencia de un tumor benigno o maligno o de estructuras anexas al oído. En los gatos se requiere atención especial a los carcinomas de células escamosas de los oídos blancos. Aunque una excesiva exposición al sol no sea un requisito previo para la aparición de estos tumores, se recomienda conservar a los gatos de oídos blancos en el interior y alejados de la luz del sol.
Los pólipos nasofaríngeos, por lo general se detectan en gatos jóvenes, aunque pueden emerger en animales de más edad. Estos pólipos son proliferaciones no neoplásicas que se originan en el oído medio, conducto auditivo o mucosa nasofaríngea, y que deben tomarse en consideración en el diagnóstico diferencial de la otitis externa unilateral resistente a la medicación o a la otitis media con signos respiratorios.
Una problema relativamente frecuente en las otitis del gato, que suelen ser bastante pruriginosas son los otohematomas, que emergen en la superficie cóncava del pabellón auricular, entre el cartílago y la piel o dentro del cartílago. Algunas alteraciones de la coagulación presentes en algunos gatos, podrían contribuir a la aparición de estas complicaciones.
Debéis saber que en el conducto auditivo de vuestros gatos existe una flora bacteriana normal. Las bacterias y las levaduras son microorganismos patógenos oportunistas, sin embargo pueden provocar cambios secundarios importantes en el conducto auditivo por una infección crónica. En caso de colonización e infección, la limpieza del conducto auditivo externo elimina el exudado, los residuos, las toxinas, los ácidos grasos libres, que perpetúan la inflamación y los cambios secundarios del conducto auditivo.
Los gatos pueden infectarse de manera secundaria por Pasteurella multocida, y con menos frecuencia, por pseudomonas aeruginosa, proteus o E. coli.
En cuanto al tratamiento, diremos de modo general que la limpieza auditiva tiene varias funciones:
1) elimina el material que conserva o perpetúa la infección;
2) elimina las toxinas bacterianas, leucocitos y ácidos grasos libres que estimulan la inflamación;
3) permite el análisis completo del conducto auditivo externo y el tímpano;
4) permite que el medicamento tópico contacte con todas las partes del conducto auditivo;
5) elimina el material que puede inactivar los medicamentos tópicos. En caso de dolor intenso puede ser interesante usar previamente un tratamiento antiinflamatorio, antes de la limpieza.
Existen en el mercado un gran número de productos de limpieza para oídos, cuya misión es la eliminación del cerumen, el exudado y los residuos del conducto auditivo.
Debéis saber que si el veterinario no visualiza la membrana timpánica, sólo utilizará en principio agua o una solución salina fisiológica, puesto que muchos productos de limpieza tópicos son ototóxicos. Una vez que estemos seguros de la integridad de la membrana timpánica podremos realizar utilizó de estos excelentes productos.
La detección temprana de la otitis evita un dolor innecesario y la pérdida de audición, disminuyendo la prevalencia de trastornos refractarios crónicos.
Los tratamientos de las diversas afecciones del oído mencionadas deberán ser instaurados por un veterinario. Podréis pensar que unas simples gotas óticas compradas en la farmacia pueden solucionar el problema: gran equivocación, puesto que hay otitis que si no son bien diagnosticadas y tratadas, supondrán un «suplicio» para vuestro gato y para vosotros, dada la gran cantidad de complicaciones que se podrán presentar. Un dato importante que debéis conocer y que es el culpable de los fracasos de muchos tratamientos, es el hecho de que en el momento que aplicáis unas gotas en los oídos y el gato se sacude y se siente molesto, os hace dejar el tratamiento. No pasa nada, es lo normal. Tan sólo solemos utilizar tratamientos sistémicos (en inyecciones o en pastillas) en el momento que además de las molestias en el oído hay fiebre, anorexia, rotura de la membrana timpánica o la otitis forma parte de otra afección. Otro error será suspender el tratamiento una vez que observamos que los síntomas han desaparecido. Se deberá prolongarlos siempre una semana más.
Los principios terapéuticos de la otitis externa incluyen, en función de la causa de que la produce:
* Limpieza/secado.
* Acidificación.
* Antiinflamatorios locales o sistémicos
* Antibacterianos locales o sistémicos.
* Antifúngicos locales o sistémicos.
* Antiparasitarios locales o sistémicos.
* Tratamiento quirúrgico: en el momento que los principios antes citados no consiguen solucionar la patología.
Vía | El Mundo Del Gato