El parto

Llegado el momento, la mayoría no tienen problemas y suelen parir solas, pero conviene vigilar de cerca el nacimiento de los gatitos por si algo va mal. La madre buscará el lugar que le parezca más seguro y más tranquilo para ella. Por ello, no hay que forzar sus deseos. El día del parto la gata no suele comer y se muestra rara, jadea de vez en cuando y se lame la vulva con frecuencia. Padece contracciones, al igual que las mujeres, y cuando éstas se intensifican, el parto está a punto de comenzar. Otro hecho significativo es que la temperatura corporal baja un grado cuando faltan de 24 a 48 horas para el parto.

El nacimiento de los pequeños gatitos se puede interrumpir voluntariamente por parte de la gata hasta 48 horas, así que no debemos precipitarnos moviéndola de la casa. Se debe consultar con el veterinario.

Cada gato nace en una bolsa independiente que la gata rasgará para cortar el cordón umbilical. La expulsión de la placenta correspondiente se hará en breve tras la salida del gato y la gata intentará comérsela. Hay que procurar que no lo haga pues podría sentarle mal causando indigestión o diarrea.

El tiempo que pasa entre el nacimiento de un gato y otro es muy variable (entre dos minutos y dos horas).

Solamente debemos actuar si:

1) La gata padece contracciones pero el parto no se inicia pasados ya los 63-65 días de la gestación. Puede que los gatos sean muy grandes y no pueda tenerlos o algo falle. Llamaremos al veterinario para intentar no mover a la gata de su cesta o lugar de la casa.

2) Una vez haya salido el primer gato, si la gata se muestra indiferente o asustada y no realiza su labor, deberemos rasgar nosotros la bolsa fetal, secar al gato frotándolo enérgicamente y cortar su cordón umbilical. Conviene recibir una pequeña lección por parte del profesional antes del momento del parto, así sabremos reaccionar en el acto sin problemas.

3) Tras el nacimiento de un gato, la gata se dedica al siguiente y éste está frío o no respira bien. Habrá que ponerle una fuente de calor y limpiar bien sus orificios nasales para ayudarlo. Ponerlo junto a la gata e intentar que comience a mamar enseguida.

4) Si hay algún gato encajado en el canal del parto y no sale a pesar de los esfuerzos de la gata, llega un momento en que ella se cansa y deja de hacer fuerza. Tendremos que intentar ayudar con las manos limpias o guantes preferiblemente, lubricaremos la vulva de la gata con agua templada y jabón o vaselina, sujetaremos al gato y tiraremos despacio pero con fuerza de todo el cuerpo del gato poco a poco. Si tiene alguna pata encajada y la bolsa se rompe, no pasa nada, se introduce un dedo para recolocar al gato y se sigue tirando de él.

5) Si desaparecen las contracciones y todavía quedan gatitos dentro (confirmar primero el número por ecografía o incluso radiografía a final de gestación) y la gata se muestra cansada, abatida y sin interés por continuar. Debemos avisar al veterinario.

Una vez finalizado el parto, los pequeños se colocarán a mamar de forma instintiva. Deben tomar el calostro o primera leche que su madre les ofrece. En ella se hallan todos los nutrientes y anticuerpos necesarios para su sistema inmunitario. Si alguno no lo hace habrá que ayudarlo.

Nos debe alarmar tras el parto que la gata no coma en 12 horas, se muestre inquieta o continúe con contracciones. Si tiene fiebre o padece hemorragias o fluidos de color blanquecino-verdoso y con mal olor, conviene avisar al veterinario.
Fuente: mascotas.consumer.es

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