Cuidados del gato en Navidad

De nuevo sumergidos en las fechas más señaladas del año, esperadas por unos, nostálgicas para otros pero, sin duda y por desgracia, días de excesos culinarios incluso para nuestras queridas mascotas.

Carnes, pescados, patés, mariscos… todo un sinfín de productos de sugerente aroma, de apetecible imagen y llamativa presentación, un “parque de atracciones” gastronómico para los inquietos ojos de nuestro felino.

El tranquilo y “pachón”, el incansable y atento, todos los gatos estarán expectantes, siempre dispuestos a disfrutar del desliz de la abuela, de la confabulación del padre o del despiste del simpático vecino que, con puntualidad anual, viene a felicitarnos las fiestas.

Casi siempre, los problemas digestivos de nuestras mascotas son directamente causados por la mano del hombre, bien por el ofrecimiento directo de los citados manjares, o por el descuido al montar un correcto sistema “antirrobo” para los más hábiles.

Si nuestro animal de compañía ingiere determinados alimentos, por voluntad propia o por ofrecimiento ajeno, o restos de ellos, podrá conocer, de primera mano, problemas como gingivitis, estomatitis y faringitis. Todas estas “itis” corresponden a la inflamación de las encías, de la mucosa de la boca y de la faringe. ¿Cómo aparecen estas molestas lesiones?. Imagínese comer de forma veloz y con ansia la cabeza de una gamba o de un langostino… una pieza de considerable tamaño para la boca del animal que, prácticamente, no mastica y traga aceleradamente… ¿Qué ha sentido?

Otra importante fuente de irritación para la boca de los gatos es el hecho de masticar las hojas de los pinos o abetos naturales que utilizamos como árboles de Navidad. La solución es tan fácil como decorar nuestros hogares con los aparentes árboles artificiales. Con ello conseguiremos el agradecimiento conjunto de nuestro felino y de la madre Naturaleza.

¿Y qué decir del peligro de ciertas plantas navideñas como la conocida flor de pascua? Si tenemos un gato en casa o sabemos que amigos o familiares comparten su espacio vital con uno o varios felinos, mejor no hacer este regalo: es tóxico para nuestros buenos amigos.

Otro accidente común en estas fechas es la ingestión o mordedura de diversos cuerpos extraños. Denominamos con este nombre a los objetos (alimenticios o no) que aparecen en una o varias partes del aparato digestivo del animal, siendo ilógica su presencia y provocando síntomas de diversa gravedad.

Esta habitual “manía” de mordisquear o ingerir objetos (espumillón, los cables de las luces del árbol, etc.) o alimentos inadecuados (envoltorios de las frutas de Aragón, cabezas de marisco, huesos…), no es tan frecuente en el gato como en el perro, pero pueden también causar daños a nuestros felinos como resultado de sus juegos y de sus hábitos de caza.

Y no podemos olvidar el principal problema de los excesos Navideños: las indigestiones. Son, sin duda, uno de los problemas más frecuentes en estas entrañables fechas, afectando por igual a las mascotas y a sus propietarios.

Las consecuencias pueden ser graves, aunque en la mayoría de las ocasiones, todo queda en una imparable sucesión de vómitos y diarreas.

Lo más bonito de la Navidad es compartir tiempo y espacio con TODOS los integrantes de la familia, sin importar que la celebración sea delante de un plato de cordero, de un plato de lentejas o… de un plato de alimento para gatos.

Compartamos nuestra alegría con nuestros animales, y para ello no es necesario compartir nuestras comidas.

Por cierto… No todos los felinos aceptan de buen grado la invasión de su hogar por las visitas navideñas. Si nuestro gato es tímido, independiente o asustadizo, será mejor ofrecerle una habitación tranquila y alejada de las “zonas recreativas humanas”. Su estabilidad “psicológica” lo agradecerá.

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