Todos los seres vivos necesitan básicamente de ciertas cosas para sobrevivir: aire, agua y alimentos, y dependiendo de la calidad y cantidad de estos elementos cualquier ser en cuestión, por ejemplo un gato, puede desenvolverse de forma saludable y correcta de forma prolongada.
El elemento en el que podemos interferir con mayor facilidad es el proceso de alimentación, ya que es nuestro deber, como dueños de esta mascota, ofrécele alimentos de calidad y nutritivos, porque aunque en sus instintos se encuentre cazar, en nuestro caso se trata de un felino domesticado, y no podrá obtener los nutrientes que necesita para sobrevivir simplemente digiriendo lo que obtenga de sus cacerías.
Una dieta balanceada en cada etapa
Así como las necesidades de un bebé no son las mismas que la de un adulto, tampoco las de un cachorro son las mismas que las de un gato, por lo que durante sus primeras etapas debemos asegurarnos de darle alimentos adecuados para su crecimiento, lo más común es ir pasando de una dieta líquida (mayormente leche con vitaminas especiales, según indique el veterinario) a comida húmeda, hasta llegar a la comida seca o una mezcla de estas dos últimas.
La forma más segura para alimentar a nuestros amigos felinos no se trata de sobras, ni mucho menos de alimentos que les preparemos en casa, sino de los alimentos comerciales especialmente formulados para ellos, ya que estos son el producto de arduas investigaciones en cuando a la alimentación felina, de todas formas, ellos mismos pueden complementarla con algún producto de sus cazas cuando son adultos (aunque esto no será su dieta principal).
Por último, no se debe olvidar que los gatos poseen un metabolismo bastante rápido, que junto con la actividad física que suele llevar a cabo (mayormente durante la noche) ocasiona que requiera alimentarse entre 2 y 3 veces al día, por lo que el dueño debe estar consciente de los horarios de alimentación de esta noble mascota.
