El gato es un animal depredador en su estado silvestre y aún cuando tiene largo tiempo domesticado su instinto natural permanece prácticamente intacto y sus características físicas son anatómicamente perfectas. El gato como los grandes felinos posee equilibrio, músculos y cuerpo flexible aptos para la caza de pequeñas presas que se encuentren en el hábitat citadino, en donde los únicos enemigos de los gatos suelen ser los perros y los humanos que los rechazan por diversas razones.
Además, de la anatomía del gato, su cerebro, el sistema nervioso y el sistema endocrino le permite liberar una gran cantidad de hormonas para regular la actividad y cantidad de energía que estimulan su organismo para sus escapadas y correrías por su vecindario e incluso únicamente dentro de su casa. Las características anatómicas del gato poseen información que garantiza su sobrevivencia sin comida por largo tiempo y además que procreen cada año, con descendencia completamente sana por supuesto, que son datos guardados en los archivos genéticos de cada especie y los felinos no son la excepción.
Independencia felina
Las habilidades del gato así como la capacidad de coordinación para moverse entre las alturas subiendo, saltando y conservando el equilibrio sin titubear son particularidades de los felinos que están en función de sus características anatómicas, la interacción entre estas es fundamentas para la sobrevivencia del gato cuando se pierde en la calle, el campo o en espacios lejanos de casa, y fueron estos elementos naturales los que le permitieron a los gatos evolucionar en el mundo silvestre del pasado sobre otros mamíferos que se extinguieron o fueron eliminados por los depredadores más fuertes y ágiles.
Los gatos continúan adaptándose al mundo moderno aprendiendo de los cambios que se dan en la alimentación y la estructura de los habitáculos donde habita, observado los espacios carentes de árboles y para sus garras sin uñas desarrolla nuevos elementos de afianzamiento. Su anatomía también evolucionará sin lugar a dudas.
