El javanés, raza oriental de gatos es un felino alargado, esbelto y musculoso. Presenta una cabeza de tamaño medio, triangular con los ojos medianos, almendrados, un tanto oblicuos y de un matiz verde luminoso. Son características unas orejas enormes, anchas en la base y triangulares, que se orientan hacia los lados.
El pelaje del javanés suele ser fino y sedoso, semilargo en el cuerpo, con el de la gorguera, cola y paletillas un poco más largo. El color del pelo admitido es tortuga, smoke, tabby, o silver tabby, en el caso de los animales que presentan un solo color y smoke-tabby o silver-tabby, si son arlequinados.
El nombre engaña, el gato, no
La procedencia de estos gatos no tiene que ver con la isla de Java, a pesar de lo que su nombre sugiera. La raza proviene del cruce de orientales de pelo corto y balineses y tiene a sus primeros criadores en Inglaterra hacia 1960.
Nos encontramos ante gatos terriblemente cariñosos y muy dóciles. Son también grandes comunicadores, cuyos maullidos dejan muy claro cuál es su estado de ánimo en cada momento o qué necesitan. A pesar de aparentar fragilidad se trata de animales muy musculosos y ágiles, cuyas acrobacias y cabriolas nos dejarán boquiabiertos.
El pelaje de nuestro javanés apenas necesitará atención, más allá de la que supone un cepillado de vez en cuando para eliminar el pelo muerto –sobre todo si estamos en periodo de muda-.
Por lo demás, el javanés es una raza muy saludable, sin afecciones genéticas características, si bien sí que hemos de tener en cuenta que, como animal de pelo largo que es, puede llegar a padecer tricobezoares –bolas de pelo en el aparato digestivo, producidas cuando se atusa-. La solución es muy sencilla: basta con tratarlos con cualquier tipo de solución a base de parafina.
