Highland fold

He aquí al modelo perfecto para fabricar un peluche: de tamaño mediano, con una cabeza grande y redondeada, al igual que sus ojos, grandes, redondos y amables. La constitución de su cuerpo puede describirse como robusta, musculosa y compacta, con una cola mediana y gruesa. El estándar de la raza reconoce todos los colores de un pelo muy denso y semilargo.

El Highland, o scottish fold de pelo largo debe su nombre a Escocia, lugar de origen de la raza. Es de allí de donde provenía Sussie, primera gata con el gen “fold”, que es el que confiere a ésta la característica oreja plegada. Sus propietarios enviaron la descendencia de Sussie a Estados Unidos, donde, tras numerosos estudios se llegó a la conclusión de que esta mutación tenía origen genético.

Genes difíciles, convivencia muy fácil

Del mismo modo, los laboratorios determinaron que el cruce de dos gatos portadores de tal gen llevaba de descendencias con graves malformaciones genéticas. Es por eso que, desde un principio, se la consideró una raza híbrida, necesitada de otras sangres para poder cruzarse. Hoy por hoy, tales cruces sólo se permiten con el british y el scottish straigh –de pelo corto o semilargo-.

En lo que se refiere al carácter, ya que hemos comenzado diciendo que esta raza se parece a un peluche, podemos seguir con la analogía: han adquirido también la forma de ser que se le atribuye a un osito de peluche: tranquilos, pacientes, poco inclinados a la travesura aunque, eso sí, empeñados en compartir cama con sus amos.

A pesar de ser relativamente grande, no necesita demasiado espacio para moverse, parsimonioso, con una elegancia que sólo los gatos que caminan sin prisa, a ninguna parte, pueden desarrollar. De hecho, se adapta a grandes casas de campo con la misma facilidad que o hace a un piso en medio de la ciudad.

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