Gatos Bastet

Según se cree y probablemente así fuera, el culto a los gatos apareció en el Antiguo Egipto alrededor del año 2.900 a.C., siendo uno de los animales sagrados más antiguos del mundo.

Empezó a ser representado en la mitología como una deidad del Delta del Nilo, la gran diosa gata llamada Bastet, que según se creía, defendió al dios del sol Ra contra los ataques de la serpiente Apofis, deidad maligna que antentaba contra el pueblo egipcio y encarnaba el diablo. Hija y esposa del propio dios Ra, Bastet se consideraba como una diosa protectora de la familia y del hogar, que representaba la felicidad, la alegría, la feminidad, la música y la paz en la propia casa. De hecho el gato era el animal más respetado y venerado por los antiguos egipcios, considerado como amuleto protector contra el mal dentro de la casa, defendiendo a la familia y a los niños pequeños actuando contra las fuerzas malignas.

Para el culto a la diosa Bastet, los sacerdotes solían escoger un gato como objeto de adoración y veneración por parte del pueblo, considerándose como la reencarnación de la diosa. En ocasiones también solían celebrarse procesiones al anochecer donde una imagen de Bastet era transportada en barcas adornadas con flores y antorchas, recibiendo rezos, oraciones y cantos por parte de todos. Cuando la procesión llegaba a tierra firme se celebraban fiestas orgiásticas en las que participaban todos los que dieran culto a la diosa, estas «fiestas» duraban hasta que amanecía.

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